La limpieza de superficies cerámicas es clave para que este material, tan valorado por su resistencia, durabilidad y fácil mantenimiento, conserve siempre su aspecto original y brille como el primer día.

En este artículo encontrarás tips prácticos para la limpieza de superficies cerámicas, con consejos útiles tanto para la limpieza inicial tras la instalación como para el mantenimiento diario.

Limpieza inicial tras la instalación

Cuando se coloca un pavimento o revestimiento cerámico nuevo, el primer paso es realizar una limpieza de fin de obra. Este proceso elimina restos de cemento, adhesivos, polvo y otras impurezas que pueden dañar la superficie si no se retiran a tiempo.

  • Elimina restos de obra con cuidado:se recomienda empezar barriendo o aspirando para retirar polvo y partículas.

  • Usa productos específicos para cementos y juntas: los limpiadores desincrustantes ayudan a eliminar restos de mortero sin dañar la cerámica.

  • Evita ácidos fuertes: el ácido fluorhídrico o productos muy agresivos pueden dañar irreversiblemente los azulejos.

  • Aclara siempre con agua limpia: tras cualquier producto de limpieza, un buen aclarado es clave para que no queden marcas ni velos.

Una correcta limpieza inicial es la base para que la cerámica luzca impecable y facilite el mantenimiento a largo plazo.

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Limpieza diaria de la cerámica

El mantenimiento diario es sencillo, pero conviene hacerlo con regularidad para evitar la acumulación de suciedad. Estos son algunos consejos básicos:

  • Barre o aspira frecuentemente: la arena o pequeñas piedrecillas pueden rayar el suelo.

  • Friega con agua tibia y un detergente neutro: no hace falta utilizar productos agresivos; lo importante es la constancia.

  • Seca con una mopa o paño de microfibra: así evitarás marcas de agua, especialmente en suelos brillantes.

  • Atiende a las juntas: las juntas son el punto más vulnerable. Mantenerlas limpias previene la aparición de manchas y moho.

Así, la cerámica mantendrá su aspecto como nuevo durante muchos años.

Limpieza de superficies cerámica en profundidad según estancias

No todas las superficies cerámicas están expuestas a la misma suciedad. Por eso, conviene adaptar la limpieza al tipo de estancia:

En la cocina

Los azulejos y suelos de la cocina suelen acumular grasa y salpicaduras. Para mantenerlos impecables:

  • Utiliza un limpiador desengrasante suave diluido en agua.

  • Pasa un paño húmedo tras cocinar para evitar que la grasa se adhiera.

  • Evita estropajos metálicos que puedan rayar la superficie.

En el baño

Aquí la cerámica está expuesta a humedad, cal y moho. Para prevenir problemas:

  • Usa productos antical en grifería y azulejos, pero siempre aclarando bien.

  • Ventila el baño para reducir la humedad y la formación de hongos.

  • Si aparece moho en las juntas, utiliza un limpiador específico con acción fungicida.

En exteriores

Los suelos cerámicos de terrazas o jardines sufren más por la intemperie y la suciedad ambiental.

  • Barre con frecuencia hojas, polvo y arena.
  • Limpia con agua a presión de forma periódica.

  • Usa limpiadores específicos para exteriores resistentes a la lluvia y al sol

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Productos recomendados para no dañar la cerámica

La cerámica es un material resistente, pero puede perder su brillo o deteriorarse si se utilizan productos inadecuados.

QUÉ USAR

QUÉ EVITAR

  • Detergentes neutros diluidos en agua: por ejemplo, un jabón líquido suave para suelos o un limpiador multiusos con pH neutro.
  • Mopas de microfibra o paños suaves: ideales para atrapar el polvo sin rayar la superficie.
  • Agua tibia para la limpieza diaria: suficiente para retirar polvo y manchas ligeras sin necesidad de productos químicos.
  • Lejía en exceso: puede blanquear o debilitar las juntas de los azulejos.

  • Productos abrasivos o estropajos metálicos: generan rayaduras y dañan el acabado brillante o mate de la cerámica.

  • Ácidos fuertes o limpiadores con amoníaco concentrado: pueden alterar el color y el brillo original de la superficie.

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La cerámica es un material resistente e higiénico, pero requiere una limpieza adecuada para mantener su belleza. Una buena limpieza inicial, una rutina sencilla y el uso de productos adecuados son claves para conservarla.

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